Tiempo de lectura: Cerca de 2 minutos.

Hace unos años (no recuerdo si fue hace uno o dos) me tocaba hacer los deberes sentado en la computadora del cuarto de estudio de mi casa. Era algo normal para mi quedarme haciendo deberes hasta eso de las 3:00 am. Normalmente mi ciudad es fría y peor aún en la madrugada; sin embargo, debido al frío solía cubrirme con una bata o una cobija. Debo decir que el día previo fue extraño, tuve la extraña sensación de que alguien me observaba todo el día, desde que fui a la Uni hasta que regresé a casa. Mis padres se habían despedido ya a las 11:00 pm y yo seguía en el ordenador. Apenas me quedé sólo el ambiente cambió. Normalmente solía trabajar con la poeta cerrada para evitar que entre el frío y aquel día no fue la excepción. Intentaba trabajar normalmente, pero no podía dejar de pensar en el echo de que a pesar de estar toda mi familia dormida alguien me estaba observando. Quise distraerme así que me puse audífonos y puse música. Aquello me tranquilizó, hasta que decidí ir a la cocina (si hay algo que me da miedo hasta ahora es caminar sólo por aquel pasillo y peor aún en la noche, y es que hay una puerta deslizable de vidrio que da al jardín y frente a ella un espejo gigante) debido a que mi padre es fanático de la jardinería tiene bastantes plantas de tallos altos. Normalmente cuando paso por allí regreso a ver para afuera y conozco las siluetas de las plantas, pero había una junto a las otras nueva, como sí un sujeto estuviese parado afuera observándome. Seguí nervioso hacia la cocina y tomé algo de comer y de tomar lo más rápido que pude y volví a la habitación, poniendo seguro a la puerta. Apenas me senté frente al ordenador un escalofrío recorrió mi cuerpo y el
ambiente se puso frío, muy frío; al instante de sentirlo hubo un golpe fuerte en la puerta lo que me estremeció mucho y me hizo saltar de la silla. Con el corazón latiendo muy rápido tomé agallas y salí de la habitación pronunciando las siguientes palabras: qué quieres de mi! Muestrate! Aquello me hizo estremecer la piel, ya que si hubiese estado en una película de terror de seguro hubiese estado muerto. Nada sucedió, además de que mi padre bajó y reprimió por estar gritando «idioteces» a las 3:00 am… Después de esa noche juré que nunca más volvería a quedarme despierto sólo a esa horas. Así qué aprovechando que mi padre se fue de viaje a E.E.U.U le pedí que me compre una laptop por mi cumpleaños, y desde que la tengo, no salgo de mi cuarto (se podría decir que no de mi cama) para hacer los trabajos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La moderación de comentarios está activada. Su comentario podría tardar cierto tiempo en aparecer.